domingo, 9 de junio de 2013

Ojala que llueva café.

No salimos del hedor. En esta primavera invernal las noticias sobre la corrupción, en este país de ladrones, se suceden cada día.

Cada uno es hijo de su tiempo y uno solo puede describir lo que ha vivido. Nacido en el 53 del siglo pasado conocí el régimen franquista y su sistema educativo. Viví una niñez y adolescencia en un régimen opresivo del cual no era consciente, supongo que pensaba que las cosas eran así por naturaleza. Las historias de los tiempos de la guerra me parecían historias de hacía mucho tiempo, cuando eran parte de la formación como personas de mis padres  y que apenas acababan de suceder.

Todo cambió en el 69, cuando entré en la escuela de aprendices de una gran factoría industrial de Erandio. Aunque ya venía abriendo los ojos durante los estudios de aquel Bachillerato Elemental con Reválida. Llevaba pocos días aprendiendo a ser obrero fabril cuando conocí de frente la naturaleza del sistema político. El pueblo de Erandio se echó a la calle tras varios días sufriendo la agonía de un aire irrespirable. La respuesta del Régimen fue inmediata entrando a sangre y fuego por las calles del pequeño núcleo urbano del entonces llamado Desierto.

Asistí como espectador de una movilización obrera sin precedentes en ambos lados de la ría de todas las factorías y astilleros de la zona de Erandio y de La Naval de la Margen Izquierda. Asombrado, conocí a  aquellos enormes policías montados sobre, también enormes, caballos. Con aquellos cascos de nazis que solo había visto en películas y tebeos de Hazañas Bélicas.

Con temor y caminando entre aquellos policías, por la carretera, a la altura de Tartanga, vi como descendían  un cuerpo en una camilla tapada con una sábana, era el cuerpo de Jesús Murueta trabajador de Astileros Ruiz de Velasco tiroteado a quemarropa. En el monte Axpuru se recortaban las siluetas de cientos de trabajadores con el buzo puesto, que corrieron monte arriba mientras las balas silbaban sobre sus cabezas.

Asistí en Astrabudua al funeral de Murueta con otros miles de trabajadores y vecinos. Con enorme vigilancia policial y sábanas blancas con crespones negros en todas las viviendas del barrio. Supongo que todo aquello me conmocionó y despertó en mí el interés por la política y la militancia antifranquista.

Para el año siguiente durante las huelgas contra el Consejo de Guerra de Burgos ya era plenamente consciente de lo que estaba en juego.

Por todo ello esperaba otra cosa de la democracia. En aquellos tiempos Francia y Europa eran un referente democrático. Murió el Caudillo y llegó la llamada Transición. Y se consumó un engaño político, que ha tardado otros cuarenta años en empezar a destaparse.

Un régimen que no podía continuar viviendo sin el dictador y una movilización creciente, fundamentalmente de los trabajadores, aconsejan cambiar algo para que todo continúe igual. El establishment franquista acuerda con la socialdemocracia representada por el PSOE y posteriormente con el Partido Comunista de Ibarruri y Carrillo un modelo de democracia vigilada u otorgada, plasmada en la Constitución, que pone en la jefatura del Estado al sucesor designado por el caudillo Juan Carlos de Borbón como Rey de España. Como garante de aquel “dejar todo atado y bien atado”.

Se crea así una Santa Alianza entre los poderes políticos y económicos del franquismo y la llamada oposición democrática que, a condición de desmovilizar al pueblo español, perpetuase el poder económico y político de los de siempre. Para ello era necesario no depurar los aparatos del régimen franquista e incorporarlos a la “democracia”.

Esa colaboración de la llamada “oposición democrática” evidentemente no era gratis, exigían su parte de los beneficios económicos del nuevo régimen. Se crea así una casta de personajes que utilizarán en su propio beneficio los aconteceres del pueblo español. Y eso alcanza también a las nacionalidades históricas de Euskadi y Catalunya.

Esta casta política, al servicio de los intereses económicos de los poderosos históricos,  es la que implanta la cultura de la Transición. Una cultura de ocultación, engaño, mentiras, crímenes y corrupción.

Toda una generación de jóvenes antifranquistas, la que se movilizó durante los últimos años de la dictadura, se sintió defraudada y sin alternativa ante tan poderosos obstáculos. Y así seguimos.

El modelo de sindicalismo actual es fruto de esa cultura que mezcla el viejo sistema de los Enlaces y Jurados del Sindicato Vertical con la aceptación y legalización de los sindicatos obreros. Los principales sindicatos del país, CCOO y UGT, participan como unos gestores más de los asuntos de Estado. Subordinando la defensa de los intereses de los trabajadores a los intereses de Estado, están al servicio del sistema económico. Ya que el Estado actual es la representación política y coercitiva de los poderosos de siempre.

Esta esquemática descripción viene a cuento de las últimas noticias que convulsiona  las Redes sobre el sindicalismo y la corrupción.

Resulta que el representante de CCOO en el “Comité de 12 Sabios”, que ha sido encargado de elaborar un informe “técnico” para una nueva reforma de las pensiones, entiéndase como un nuevo recorte de las pensiones, por el Gobierno de Rajoy  y que pertenecen todos salvo tres al campo de las finanzas y los seguros privados. Ha votado a favor del recorte de las mismas  mediante un cálculo que tiene en cuenta la esperanza de vida media del conjunto de la población y los ingresos del sistema, dejando de lado el incremento del coste de la vida.

¿Cómo puede estar al frente del Gabinete de Estudios Economicos de un sindicato de clase un neoliberal como Miguel Angel García? De los doce sólo una persona, el catedrático Santos Ruesga representante de UGT, se ha negado a apoyar el recorte por considerarlo “prematuro y alarmante”.

Esta fórmula de jugar con las reglas trucadas desde el inicio es un producto típico del engaño de la Transición. El Gobierno escoge a un personal determinado con un propósito determinado, recortar las pensiones para favorecer un sistema de fondos de pensiones privados, para que elabore un “informe técnico”. Así tienen el justificante “técnico” de su política antisocial. Eso permitirá a Rajoy decir una vez más: “Estamos haciendo lo que tenemos que hacer”,  como si los súbditos fuéramos imbéciles.

Y CCOO, una vez más, acepta el juego aunque ahora diga que no acepta los recortes. Y no sólo porque manda un neoliberal como representante a la Comisión sino porque no hará nada por evitar su implantación. Y los “súbditos no imbéciles” nos quedaremos una vez más sin los medios organizativos para en enfrentarnos al recorte y al Gobierno de Rajoy.

Pero claro, tanto la cúpula de CCOO como la de UGT están más preocupados por mantener su negocio que les permite vivir e incluso enriquecerse que de ponerse en vanguardia de la defensa de los intereses de los trabajadores.

Porque no solo ha salido a la luz esta semana pasada la cuestión de las pensiones. Resulta que también nos hemos enterado que la defensa que el responsable máximo de Banca de CCOO, José María Martínez hizo acerca del banquero Miguel Blesa expresidente de Caja Madrid, e íntimo de Aznar, mediante un velado ataque al juez que decretó su ingreso en prisión, no ha sido a humo de pajas. Según han informado diversos medios periodísticos tanto los representantes de IU como los de CCOO además de disfrutar de unos emolumentos extraordinarios han conseguido del responsable de Caja Madrid a cambio de su apoyo importantes créditos contabilizados por millones de euros. CCOO recibió 11 millones de euros con plazo de devolución hasta el año 2025. Pero no solo CCOO se ha beneficiado de créditos de Bankia, también UGT.

El caso del exrepresentante de Izquierda Unida y antiguo militante del PCE y después del PCPE  José Antonio Moral Santin vicepresidente de Caja Madrid con Miguel Blesa y Consejero de Bankia con Rato y Goirigalzarri es quizás el más escandaloso. Pero no el único.

Por otra parte en declaración ante el juez el empresario Juan Miguel Villar Mir admitió dar donativos a la secciones sindicales de CCOO y UGT de FERTIBERIA. Y la juez Olaya declaró no hace mucho que ambos sindicatos habían cobrado 4,2 millones de euros por los ERES fraudulentos de la Junta de Andalucia.

Por mucho que CCOO diga que el 70% del presupuesto del sindicato procede de las cuotas de los afiliados, cada día descubrimos nuevas fuentes de financiación tanto de los empresarios, de entidades financieras o de las Administraciones públicas, siguiendo diversos procedimientos. Cada día se pone de manifiesto que estar en puestos clave de uno de estos sindicatos es la mejor manera de tener un puesto seguro y bien remunerado.

No es de extrañar que con esta escuela, los responsables de CCOO de Alstom, fábrica de Galindo, eviten por todos los medios el control de sus actos por el conjunto de los trabajadores. Rechacen la realización de Asambleas de toda la plantilla para informar y decidir sobre nuestro propio futuro. Como han sido elegidos por cuatro años dan por hecho que lo que ellos negocien o decidan, a espaldas de los trabajadores, como es legal, también es moralmente aceptable. En esta situación es la transnacional la que acabará imponiendo nuevas condiciones ante la sumisión de unos sindicalistas que solo saben poner la mano para pedir, para ellos por supuesto.

Y el monarca?  Reuniéndose con los expresidentes de Gobierno alarmado por una situación de cuestionamiento total y absoluto de las instituciones nacidas de la corrupta Transición, a los que parece exigirles la reconstrucción de la Santa Alianza. Nadie como él simboliza lo ejemplar de la democracia española. Él y su yerno.


Financieros, empresarios, políticos y sindicalistas profesionales y corruptos… El establishment.

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