Circunstancias familiares me han obligado a permanecer
practicamente encerrado en unos pocos metros gran parte del día, la otra parte
la paso trabajando, encerrado también entre las paredes de un taller.
Me he convertido en un observador forzoso y pasivo de mi entorno, por lo que emprendo este blog con la intención
de hacer un poco de ejercicio mental ya que salir a la naturaleza y
ejercitar piernas y pulmones lo tengo
bastante más difícil.
Decía Meursault , el personaje creado por Albert Camus en la
obra El Extranjero, “que un hombre que no hubiera vivido más que un solo día
podía vivir fácilmente cien años en una cárcel. Tendría bastantes recuerdos
para no aburrirse”.
Una reseña literaria de Antonio Muñoz Molina, sobre el libro “ The Forest Unseen” del biólogo
David Haskell, me dio el empujón para
que desde mi “mandala” pueda intentar la aventura de describir en
esta bitácora mis impresiones sobre lo divino y lo humano.
He visto, desde las ventanas de mi encierro, todo el
esplendor del verde de los plátanos, he
visto como morían sus hojas, como solo quedaba el esqueleto que las sustentaban
y ahora veo brotar las yemas de nuevas hojas y ramajes.
Ha llegado de nuevo la primavera y también prosigue la
destrucción del paisaje de Ondiz.